Este jueves 8 de agosto dio inicio el debate oral en contra de dos integrantes del denominado clan familiar de los Contreras por un hecho ocurrido el 2 de enero pasado.
Por el Ministerio Público Fiscal interviene la Unidad Fiscal Especializada en Robos y Hurtos II, a cargo de Susana Cordisco, quien es representada por los auxiliares de fiscal Augusto Moeykens y Pedro Landivar, junto a Nazarena Gramajo Caponio, del equipo de la Fiscalía.
Llegan como acusados Cristian Roberto Contreras (a) “El rengo”, y su hijo Cristian Daniel, por el delito calificado como robo doblemente agravado por haber sido cometido en poblado, en banda y con arma de fuego, en calidad de coautores.
En los alegatos de apertura, la acusación pública adelantó la pretensión punitiva por una pena efectiva de 12 años de prisión. Luego, declararon los Contreras. A continuación, brindaron su testimonio las víctimas del ilícito.
La acusación
El 2 enero de 2024, a las 16.00 horas, al menos cuatro sujetos se hicieron presentes en un domicilio de barrio Alejandro Heredia de la Capital, que se encontraba sin moradores.
Actuando de manera conjunta y coordinada, ingresaron por el portón, rompieron la puerta y la ventana del fondo, y sustrajeron $30.000, dos bicicletas, un ventilador industrial, artículos de cocina, un microondas, un lavarropas, una garrafa, una caja con herramientas, juegos de sábanas, ropa de cama y prendas de vestir, un par de patines, varios disfraces para niños, entre otros bienes. También se apoderaron de una perra raza Pitbull de un año y medio, tres cachorros de la misma raza, 14 pollitos recién nacidos y un gallo.
En esos momentos, se hizo presente en su vivienda una de las mujeres que reside en la misma. En ese momento, “El rengo”, su hijo y Celeste Contreras, le dijeron de forma intimidatoria a las víctimas que matarían a ella y a su hija, y que le iban a cortar sus partes íntimas.
Seguidamente, llegaron dos habitantes de ese domicilio. Fue entonces que el menor de los Contreras le efectuó disparos a un hombre, impactándolo en la cadera y espalda, para luego darse a la fuga al igual que los otros sujetos.