Hace 125 años Nettie Honeyball, activista de los derechos de la mujer, formó el primer equipo de fútbol femenino en Inglaterra robándole el privilegio a los hombres, que en ese entonces tenían la exclusividad de este deporte, como de muchas otras actividades. Su objetivo era demostrar que ellas también podían ocupar un rol importante en la sociedad y estar “a la altura” de los hombres, que por fuerza corporal y costumbres, tenían muchas más oportunidades.
Desde siempre a la mujer se le dijo qué debía hacer y cómo. “Sentate bien”, “Las señoritas no dicen malas palabras”, “No grites, no hagas lío, comportate como una dama”.
Eso se destaca en el deporte, es que por una extraña razón no importa que tengan la misma fisiología, las artes marciales, el motocross, boxeo, rugby, fútbol, entre otros tantos, son la especialidad de los HOMBRES. Es que ser bruta, interesarse por las motos o llenarse de barro está fuera de las “reglas” de la feminidad.
Sin embargo, a una semana del mundial de fútbol femenino, es visible que esas épocas están quedando atrás. El avance de la mujer en todos los aspectos sociales y su lucha constante por poner fin a la desigualdad siguen dando sus frutos, aunque todavía quedan secuelas de prejuicios pasados.
En estudios realizados por AdoptáUnChico, la boutique de citas online donde la mujer es quien da el primer paso, un 76% de las mujeres nunca realizó un deporte considerado “masculino”. No obstante, al 60% le encanta el fútbol y a un 50% le parecería un “planazo” juntarse con sus amigas a jugar un partidito. Por otro lado, la gran mayoría, el 86%, cree que sería una muy buena idea realizar deportes mixtos.
“Los intereses propios nunca vienen de sí mismo, siempre están afectados por la influencia exterior. En esto no influyen sólo las creencias familiares, sino también tu grupo de amigos, lo que pasan por la tele, lo que te enseñan cuando creces en la escuela, los comerciales que empapelan toda la ciudad, entre otras cosas”, explica Rocío Cardosa, la project manager de la plataforma que busca invertir los roles y darle el poder a la mujer.