Quizás el tejido a mano sea uno de los ejemplos más destacados de que la supervivencia de los trabajos manuales se deba a ese ritual que inclinaba a las madres transmitir a sus hijas -como un preciado legado-, el aprendizaje de esas técnicas; y la randa es el más destacado ejemplo de ellas. Pero tampoco es una cuestión de género porque se conoce que el tejido también es atractivo para los varones, que practican la antigua técnica con resultados excelentes.
Lo cierto es que la randa, que parecía haber desaparecido, continúa más viva que nunca en el imaginario colectivo, de tal modo que ha despertado un interés inusual de conocerla y aprenderla en los últimos años. La Dirección de Acción Cultural del Ente Cultural de Tucumán ha dado respuesta a ese impulso con el desarrollo de un taller de randa, que se dicta en el Museo Folklórico de la Provincia hace ya seis años, a cargo de las especialistas Marcela Sueldo y Margarita Ariza.
Recogidas de El Cercado, donde se atesora la técnica conocida también como encaje de agua, filet o malla, Marcela Sueldo transmite las enseñanzas, y consciente de la importancia de la randa como patrimonio cultural, acompaña su difusión a través de talleres, que por estos tiempos se pueden tomar cómodamente desde la casa, a través de las redes sociales.
La maestra artesana ha organizado el taller dividido en cinco clases muy claras, didácticas y con la historia del origen de la randa, que se puede consultar en: https://instagram.com/culturadetucuman y en https://www.facebook.com/enteculturaldetucuman/