El senador Mariano Recalde cuestionó el proyecto del Gobierno, criticó el Fondo de Asistencia Laboral y advirtió por beneficios para bienes de lujo y posible desfinanciamiento de jubilaciones, obras sociales e INCAA.
Recalde advierte por el impacto del FAL y los beneficios a bienes de lujo
El senador de Fuerza Patria, Mariano Recalde, advirtió que el kirchnerismo no aceptará un debate “exprés” de la reforma laboral que impulsa el Gobierno nacional. Sostuvo que se trata de una iniciativa “demasiado grande y compleja” como para ser tratada a las apuradas en el Senado, ya que incluye “miles de modificaciones” que, aunque parezcan técnicas, pueden cambiar la vida cotidiana de trabajadores y trabajadoras.
“Esta reforma hay que discutirla detalladamente y no se puede debatir de manera exprés por el tamaño que tiene”, planteó el legislador, al remarcar que cada capítulo debería tener una discusión profunda y específica. Para Recalde, el oficialismo busca aprobar la reforma laboral casi a libro cerrado, con un cronograma que deja poco margen para el análisis en comisiones.
El senador también cuestionó que el proyecto incluya temas que, según él, no tienen relación directa con el mundo del trabajo, como la reducción de tributos a los yates, autos de lujo y bienes suntuosos. En esa línea, advirtió que se bajan impuestos que hoy financian organismos clave como el INCAA, lo que podría traducirse en desfinanciamiento de la cultura y de la industria audiovisual argentina.
Uno de los puntos más sensibles para Recalde es la creación del Fondo de Asistencia Laboral (FAL). Explicó que el esquema propuesto toma un 3% de la masa salarial que actualmente se destina a las jubilaciones para volcarlo a un fondo privado de inversión. El senador comparó este modelo con la experiencia de las AFJP, al considerar que se vuelve a colocar dinero de los trabajadores en manos de administradores privados, con riesgos para el sistema previsional.
Según el dirigente kirchnerista, el FAL terminaría beneficiando sobre todo a las grandes empresas, ya que en un marco de despidos y caída de la actividad se facilitaría —e incluso se abarataría— la decisión de desvincular personal. En su lectura, el nuevo esquema implica que “los despidos se pagan con la plata de los jubilados”, lo que encendió alarmas en el espacio opositor.
Recalde también alertó por el impacto en las obras sociales, debido a que la reforma reduce los aportes empresariales al sistema de salud. Sostuvo que, en un escenario ya complicado para las prestaciones médicas, una baja de recursos podría empeorar aún más la atención a los afiliados.
Además, criticó que la reforma incluya un capítulo impositivo completo dentro de una ley laboral, y subrayó que este tipo de cambios debería debatirse en una iniciativa aparte. A su juicio, el Fondo de Asistencia Laboral es un régimen entero, con muchos problemas, y no debería aprobarse sin una revisión exhaustiva.
Al comparar el proyecto actual con las reformas impulsadas durante los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, Recalde recordó que en aquellos años los cambios eran graduales, acotados y discutidos durante meses, a menudo para revertir normas heredadas de los años ’90 o de la dictadura. En contraste, consideró que la reforma de hoy es “todo lo contrario”, porque avanza de manera integral y, según él, recorta derechos laborales en nombre de la flexibilización.
También cuestionó la idea de que la flexibilización laboral por sí misma genere empleo. Señaló que distintos estudios internacionales indican que las leyes laborales no crean ni destruyen trabajo de manera automática, y que el empleo crece cuando hay actividad económica, mercado interno e inversión productiva. Como ejemplo, recordó que entre 2013 y 2015 se crearon millones de puestos de trabajo con salarios altos y más derechos, lo que —según su lectura— desmiente el argumento de que “bajar derechos trae inversiones”.




