Para que el fuego sea nuestro aliado debemos conocer su dinámica y los factores ambientales que intervienen en su propagación, principalmente las características del viento.
En la provincia, se originan incendios en banquinas, cañaverales, desmontes o rastrojos de cosecha de poca altura, expuestos libremente al aire. Cuando este material está seco el fuego aumenta y comienza a propagarse, se incrementa la temperatura y las llamas ascienden.
“Si el fuego comienza sin viento y la vegetación es uniforme y homogénea, se extiende en forma circular, en todas direcciones. Pero estas condiciones no se dan casi nunca debido a la diferente combustibilidad de las especies vegetales, la pendiente del terreno o el viento. Con la presencia de éste último, se aporta más oxígeno (comburente) a la combustión y así el fuego crece y se aviva”, explicó el especialista en higiene y seguridad de la Dirección de Medio Ambiente de la SEMA, Gabriel Chrestia.