En Israel se multiplican los gestos de agradecimiento hacia el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, por su papel en la mediación que permitió alcanzar un acuerdo de paz inicial entre Israel y Hamas. Banderas estadounidenses, carteles con mensajes de apoyo y rostros esperanzados se observan en distintas ciudades, reflejando el reconocimiento de la población por los esfuerzos diplomáticos que llevaron al cese del fuego en la Franja de Gaza y a la liberación de rehenes en manos del grupo islamista.
El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu esperaba capitalizar políticamente este avance, pero el protagonismo en el terreno diplomático recayó en el líder norteamericano. Según fuentes locales, fue la presión directa de Trump la que permitió destrabar las negociaciones, logrando un canal de diálogo inédito entre ambas partes.
En la llamada “Plaza de los Rehenes” de Tel Aviv, los familiares de las personas secuestradas expresan su alivio y gratitud. “Todo esto es gracias al presidente Trump, de otra manera nunca hubiésemos encontrado un canal de diálogo”, afirmaron varios allegados durante las concentraciones diarias que allí se realizan.
El mismo sentimiento se replica en Belén, en el territorio palestino de Cisjordania. Los habitantes de la zona, duramente afectados por el conflicto, destacan que este proceso abre una nueva etapa de esperanza, especialmente para quienes vivían del turismo, una de las actividades más golpeadas por la guerra.
En Jerusalén, las calles comienzan a lucir banderas estadounidenses y grandes carteles con la leyenda “Gracias, señor presidente”, en vísperas de la visita oficial de Trump, prevista para el próximo lunes. El mandatario republicano viajará directamente a la capital israelí para ofrecer un discurso ante el Knesset, el Parlamento del país, y posteriormente reunirse con Netanyahu antes de dirigirse a Egipto, donde se realizará la firma formal del acuerdo de paz.
En esta instancia participarán también los países mediadores, entre ellos Turquía, Qatar, Egipto y varias naciones europeas, que tuvieron un rol activo en las rondas de diálogo previas. La comunidad internacional sigue con atención este paso, considerado por analistas como el más significativo avance diplomático en el conflicto de Gaza en más de una década.





Los principales medios israelíes, como el Jerusalem Post, han destacado el papel de Trump en la resolución del conflicto, resaltando su influencia directa en la mesa de negociación. En cambio, la figura de Netanyahu enfrenta críticas internas y un creciente cuestionamiento político dentro de su gabinete, donde se especula sobre las consecuencias que este acuerdo podría tener en su futuro electoral.
El contexto político en Israel es tenso. Con elecciones locales previstas para 2026, la estabilidad del gobierno dependerá en gran parte de cómo se mantenga este alto el fuego y de si la población percibe avances concretos hacia una paz duradera.
Por su parte, la administración estadounidense considera este logro como un hito histórico en su política exterior, luego de dos años de intentos fallidos de mediación por parte de distintos organismos internacionales.
El acuerdo, que contempla una primera fase de cese de hostilidades y liberación de prisioneros, podría sentar las bases de un proceso de reconciliación regional más amplio. Aun así, los desafíos persisten, y la comunidad internacional observa con cautela la implementación de los compromisos asumidos por ambas partes.
Donald Trump, a los ojos de gran parte del mundo, emerge como el mediador que logró concretar un avance impensado en uno de los conflictos más prolongados del siglo XXI. En las calles de Israel, los carteles, las banderas y los cánticos parecen resumir el sentimiento popular: “Gracias, señor presidente”.