Las precipitaciones registradas en Tucumán durante marzo, abril y mayo, que alcanzaron récords de milimetrajes inesperados para esta época, afectaron la campaña citrícola y retrasaron, en forma considerable, la cosecha de limón, informaron desde la Estación Experimental Agroindustrial Obispo Colombres (EEAOC) de la provincia.
“Las zonas más afectadas por el agua es la zona centro de la provincia, desde las ciudades de San Pablo hasta Concepción, mientras que las zonas Norte y Sur cuentan en este momento con menos humedad y menor incidencia de enfermedades”, señaló el ingeniero Hernán Salas, representante del organismo.
“En muchas quintas la fruta se ha pasado en tamaño, y el calibre es una de las principales causas de rechazo en los empaques”, explicó el especialista y sostuvo: “La sanidad estaba bien controlada, y con este período lluvioso se han empezado a notar síntomas de distintas patologías”.
Salas explicó que en el mercado de los Estados Unidos “los niveles de exigencia en cuanto a calidad son bastante altos; esto nos lleva a descartar mucha fruta para poder poner en caja la fruta que realmente es la demandada, de manera de poder conservar un mercado que nos costó tanto conseguir”.
En cuanto a las cuestiones sanitarias, señaló que “nada se puede hacer en este estadio, ya que se controlan dentro del período de campaña, es decir, durante el crecimiento de la fruta, y no cuando esta ya está terminada”, lamentó.
A los factores climáticos se suma que el intercambio comercial del limón con la Unión Europea, en los últimos meses, no ha sido favorable, debido a que España se encontró con volúmenes importantes de fruta, por lo que la demanda a la Argentina se vio disminuida.
Por último, estimó “que los volúmenes de producción de limón van a ser similares a los de la campaña pasada”, (de aproximadamente 1,5 millones de toneladas), pero que no se puede “establecer cómo cuánto iría a exportación, cuánto a molienda o a proceso y cuánto a mercado interno”, finalizó.