La decisión del Papa Francisco de reposar eternamente en una tumba hecha con piedra de Liguria, específicamente pizarra de Lavagna, ha conmovido profundamente tanto al pueblo de Cogorno —de donde provienen sus raíces familiares— como al mundo entero. El anuncio lo realizó el cardenal Rolandas Makrickas, arcipreste coadjutor de Santa María la Mayor, quien detalló que el deseo del Sumo Pontífice era descansar en una piedra que representara el origen humilde y resistente de su linaje.
La tumba ya ha sido dispuesta en un nicho ubicado entre la Capilla Paulina y la Capilla Sforza en la basílica liberiana, cerca del Altar de San Francisco, y lleva una única inscripción: «Franciscus», acompañada de la reproducción de su cruz pectoral. Un gesto de humildad y simplicidad que refleja fielmente el carácter de su pontificado.
La pizarra de Lavagna, utilizada tradicionalmente para marcar caminos, simboliza los valores de calidez, versatilidad y resistencia, características que también definen la figura del Papa. Esta piedra, extraída en las alturas del golfo de Tigullio, representa mucho más que un material funerario: es un puente espiritual con sus abuelos, Vincenzo Girolamo Sívori y Caterina Sturla, oriundos de la región.
Enrica Sommariva, vicealcaldesa de Cogorno, expresó la profunda emoción del pueblo al recibir la noticia:
“Nos habíamos resignado a enviar un puñado de tierra… y ahora nos encontramos con este gran regalo. Una última sorpresa”.
La historia familiar del Papa se remonta a Vincenzo Sívori, nacido en Tigullio en 1850, quien emigró a Buenos Aires y alcanzó a conocer a su sobrina, Regina María Sívori, madre de Jorge Mario Bergoglio. Una placa de pizarra lo recuerda en una casa cerca de la iglesia de San Lorenzo, patrono de Cogorno.
La conexión del Papa con su linaje ligur fue discreta durante años, pero se reveló con fuerza en dos momentos clave: en 2015, cuando la Sociedad Filarmónica de Sestri Levante tocó en el Vaticano y le obsequió un bajorrelieve en pizarra; y en 2017, cuando se reunió con su prima Angela Sívori en Génova y exclamó emocionado:
“¡Por fin conozco a los Sívori!”
La piedra elegida para su tumba no es cualquier roca. Como señala Franca Garbarino, presidenta del Distrito de la Pizarra:
“La pizarra es la piedra del pueblo: humilde, cálida y esencial. Como el Papa, no se impone, acompaña. Da calor, como su cercanía a los últimos”.
La decisión del Papa Francisco de reposar en piedra de Liguria sella un círculo vital que une el final de su camino con el principio. Cogorno, cuna de sus ancestros, ya tocada por Inocencio IV y Adriano V, dos Papas de la dinastía local Fieschi, se convierte así en el lugar espiritual donde se honra al Pontífice que eligió la sencillez como legado eterno.
El Distrito de la Pizarra se ha comprometido a elaborar las losas que acompañarán al Papa en su descanso eterno, dejando constancia de la autenticidad de este homenaje íntimo y duradero. La comunidad de Cogorno, abrazada por el mar y el eco de la piedra, se prepara para ser la custodia simbólica del corazón del Papa Francisco, quien supo encontrar en la materia más sencilla la expresión más profunda del alma.