El Presidente rubricó la iniciativa tras aterrizar en Aeroparque y el Gobierno la presenta como una transformación histórica de las reglas del trabajo en la Argentina.
El Gobierno habla de una “transformación histórica” en las leyes laborales
El presidente Javier Milei volvió de su fugaz viaje a Noruega y, apenas aterrizó en Aeroparque, firmó el proyecto de reforma laboral para enviarlo al Congreso y que se debata en las sesiones extraordinarias previstas entre el 10 y el 30 de diciembre. El acto de firma fue registrado por la propia Casa Rosada, que lo mostró como un gesto de impulso político a uno de los proyectos clave de la gestión.
Tras estampar la firma, Milei reforzó el mensaje del oficialismo con una frase que busca instalar su relato económico: “Por más crecimiento y por más trabajo para que la Argentina sea grande nuevamente”, afirmó el mandatario, vinculando la reforma con su promesa de más empleo y más inversión privada.
Desde la Jefatura de Gabinete, Manuel Adorni definió la iniciativa como “la transformación más grande” en la legislación laboral argentina, subrayando que no se trata de un ajuste menor sino de un cambio estructural en las normas que regulan la relación entre empleadores y trabajadores.
En la Casa Rosada aseguran que el texto final no avanza sobre el rol de los sindicatos y que no se incluirá la limitación de la cuota solidaria, un punto que encendía alarmas en el mundo gremial por su impacto en la recaudación sindical. “El foco está en la creación de empleo. No nos queremos meter con ellos”, remarcan en el entorno del Presidente, tratando de desactivar el conflicto con la CGT.
Puntos centrales
Entre los puntos centrales, el proyecto incorpora la prelación del convenio por empresa por sobre el convenio por actividad, con la condición de que esos acuerdos solo puedan ser firmados por sindicatos con personería gremial. Es decir, habilita mayor flexibilidad a nivel empresa pero mantiene a los gremios reconocidos como actores obligatorios de la negociación.
En cambio, el texto no define cambios sobre la ultraactividad de los convenios colectivos ni avanza en la tipificación de los bloqueos o tomas de establecimientos como infracción específica, dos temas que habían estado en discusión durante las negociaciones internas del oficialismo.
Con esta firma, el Gobierno busca abrir un debate que promete ser caliente en el Congreso, con el oficialismo defendiendo la “modernización laboral” y la oposición, junto a la CGT, advirtiendo sobre posibles retrocesos en derechos laborales. En los próximos días se concentrará la presión política y sindical sobre el Parlamento, donde se jugará el verdadero destino de la reforma laboral de Javier Milei.




