Con dos atajadas del arquero Sergio Romero en la definición desde el punto penal, Boca Juniors venció el a Palmeiras y clasificó a la final de la Copa Libertadores, en la que se enfrentará a Fluminense.
Sin ganar ningún partido en la fase eliminatoria, Boca volvió a apoyarse en Romero, quien, como ya había hecho ante Nacional y Racing en octavos y cuartos de final, condujo al equipo Xeneize a la final que se disputará el 4 de noviembre en el estadio Maracaná de Río de Janeiro.
Esta vez, el conjunto boquense se impuso 4-2 en la tanda, tras igualar 1-1 en el tiempo reglamentario,
Romero detuvo los penales de Raphael Veiga y Gustavo Gómez al comienzo de la serie, que había iniciado con el tiro de Edinson Cavani detenido por Weverton.
Boca no falló más y con los aciertos de Bruno Valdez, Nicolás Valentini, Jorge Figal y Guillermo “Pol” Fernández mantuvo vivo el sueño de alcanzar su séptima Copa Libertadores e igualar a Independiente de Avellaneda como el máximo ganador de la historia.
“A los 36 años, cuando llego a los penales puedo disfrutar y todo eso se hace más simple. En otra época lo sufría”, declaró Romero. “Al hincha le digo que confíe, como hacemos nosotros. Vamos a ir por todo y nos queda un paso más”.