Nacido el 30 de octubre de 1960 en Lanús, Buenos Aires, Diego Armando Maradona creció en el humilde barrio de Villa Fiorito, donde su pasión por la pelota marcó desde temprano un destino extraordinario. Con apenas 15 años debutó en Argentinos Juniors, y su talento deslumbrante lo llevó rápidamente a vestir la camiseta de Boca Juniors, el club de sus amores, donde comenzó a forjar su vínculo eterno con el pueblo argentino.
Su carrera internacional se expandió con su paso por el FC Barcelona, donde brilló con momentos de genialidad, aunque también enfrentó desafíos por lesiones y conflictos. Pero fue en el Napoli de Italia donde alcanzó una dimensión mítica: allí llevó al modesto club del sur a ganar sus primeros títulos, incluyendo dos Scudettos, una Copa Italia y una Copa de la UEFA, convirtiéndose en un símbolo de orgullo y resistencia para toda la ciudad napolitana.
El punto más alto de su carrera llegó en el Mundial de México 1986, donde Maradona condujo a la Selección Argentina a la gloria mundial. Con actuaciones memorables, como el partido ante Inglaterra, dejó grabados dos de los goles más icónicos en la historia del fútbol: “La Mano de Dios” y “El Gol del Siglo”, tras una jugada individual que recorrió casi todo el campo. En ese torneo, Maradona no solo lideró futbolísticamente, sino que se consolidó como un símbolo nacional e internacional.
En la Selección Argentina, Maradona vivió tres etapas fundamentales: el debut en los Mundiales con España 1982, la consagración en 1986 y la despedida en Estados Unidos 1994, tras un doping positivo que marcó el final de su ciclo como jugador mundialista. A lo largo de su trayectoria con la celeste y blanca, disputó 91 partidos oficiales y anotó 34 goles, dejando una huella imborrable en la historia del fútbol argentino.
Tras su retiro oficial como jugador en octubre de 1997, Maradona se volcó a la dirección técnica. En 2008 asumió como entrenador de la Selección Argentina, conduciendo al equipo al Mundial de Sudáfrica 2010, donde alcanzó los cuartos de final. En los años siguientes, dirigió diversos equipos en el exterior y regresó al país para asumir en Gimnasia y Esgrima La Plata en 2019, provocando una emoción colectiva sin precedentes. Su llegada al club fue una verdadera revolución afectiva: miles de hinchas lo recibieron con lágrimas, cánticos y banderas, rindiéndole homenaje en cada cancha que visitaba.
Aunque los resultados deportivos fueron irregulares, su presencia en el banco tripero permitió que el fútbol argentino entero le brindara el homenaje que merecía en vida. Diego Armando Maradona falleció el 25 de noviembre de 2020, a los 60 años, dejando un vacío enorme en el mundo del deporte. Su partida generó manifestaciones masivas de dolor y gratitud en todo el planeta.
Maradona fue más que un futbolista: fue un fenómeno cultural y social, un ícono argentino que trascendió generaciones, fronteras y disciplinas. Su vida combinó genialidad, carisma, contradicciones y una conexión emocional profunda con la gente. Su legado vive en cada gambeta, en cada niño que sueña con la camiseta número 10 y en cada corazón que lo recuerda como lo que fue: una leyenda eterna del fútbol mundial.



