Un funcionario estadounidense confirmó que Kiev aceptó la propuesta impulsada por Donald Trump para poner fin a la guerra. Quedan “detalles menores” por resolver y el Kremlin endurece su posición mientras evalúa su respuesta.
Ucrania habría dado un paso clave hacia un posible alto el fuego al aceptar el plan de paz impulsado por Donald Trump, y ahora todas las miradas apuntan a Moscú. Según informó la cadena estadounidense CBS News, un funcionario de Estados Unidos confirmó que la Casa Blanca y el gobierno de Volodímir Zelenski ya acordaron los lineamientos generales de la propuesta.
El mismo funcionario aclaró que aún “quedan algunos detalles menores por resolver”, pero en Kiev reina el optimismo. El asesor de seguridad nacional ucraniano, Rustem Umerov, se mostró confiado en que se pueda cerrar un acuerdo en el corto plazo y no descartó que Zelenski viaje a Washington a fin de mes para sellar el entendimiento de manera presencial.
La aceptación del plan de paz por parte de Ucrania se produce mientras el secretario del Ejército estadounidense, Dan Driscoll, se encuentra en Abu Dabi para reunirse con funcionarios rusos y explorar márgenes de negociación. El gran interrogante ahora es cuál será la postura del Kremlin ante el movimiento de Kiev y la presión diplomática de Washington.
En las últimas horas, Rusia endureció su discurso. El presidente Vladimir Putin rechazó todas las enmiendas que la Unión Europea y el propio gobierno ucraniano habían planteado sobre la iniciativa original de 28 puntos elaborada por el líder republicano.
“En lo que se refiere a los planes que circulan por ahí, tuvimos conocimiento del plan europeo que, a primera vista, es absolutamente no constructivo, no nos conviene”, afirmó el asesor internacional del Kremlin, Yuri Ushakov, al reivindicar la versión inicial presentada por Estados Unidos.
Desde Moscú consideran “lógico” avanzar hacia una reunión presencial con enviados estadounidenses para intentar adaptar el esquema a los intereses rusos, de la misma forma en que negociadores ucranianos, con apoyo europeo, discutieron el texto en Suiza. En una conversación telefónica con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, Putin ya había respaldado la primera versión del plan, al señalar que podría “sentar las bases para un arreglo pacífico definitivo” en Ucrania.
Sin embargo, mientras se habla de paz, la guerra sigue sobre el terreno. El Kremlin incrementó su ofensiva militar y lanzó durante la noche del lunes un ataque masivo con drones y misiles contra territorio ucraniano, que dejó al menos seis muertos en Kiev, según reportes locales.
Los puntos más conflictivos del plan
Buena parte de la tensión gira en torno a las modificaciones que impulsa la Unión Europea sobre el esquema original. Entre los puntos más sensibles se destaca el pedido de eliminar la cláusula que exigía a Ucrania retirar sus tropas de las zonas del Donbás que aún controla. Bruselas propone, en cambio, utilizar la actual línea de contacto como referencia para el reparto de territorios y que Kiev se comprometa a no recuperar por la vía militar ninguna región en disputa.
Otro eje de la discordia es el vínculo con la OTAN. El borrador inicial descartaba el ingreso de Ucrania a la Alianza Atlántica y prohibía el despliegue de tropas del bloque en su territorio. La UE presiona para modificar esos artículos y evitar cualquier compromiso que debilite a la arquitectura de seguridad occidental.
También se debate el uso de unos 100.000 millones de dólares en activos rusos congelados en Occidente. El plan original permitía invertir esos fondos en la reconstrucción de Ucrania bajo liderazgo de Estados Unidos, que se quedaría con la mitad de los ingresos generados por esa inversión. Europa propone revisar ese punto y redefinir quién controla y se beneficia de esos recursos.
Finalmente, Bruselas rechaza un regreso inmediato de Rusia al sistema de comercio internacional y plantea, en su lugar, un levantamiento gradual de las sanciones económicas, condicionado al cumplimiento efectivo del acuerdo de paz.
Por ahora, no trascendió con precisión cuáles de las reivindicaciones europeas fueron incorporadas al documento marco surgido de las conversaciones del domingo en Ginebra entre delegaciones de Estados Unidos y Ucrania. Sí se sabe que el texto se redujo de 28 a 19 epígrafes y que, según el jefe de la diplomacia alemana, Johann Wadephul, “todo lo que iba en perjuicio de la OTAN y la Unión Europea fue eliminado”.
El tablero diplomático se mueve, pero la definición sigue en manos del Kremlin: aceptar el esquema negociado por Washington y Kiev, forzar nuevas concesiones o volver a tensar al máximo el conflicto.




