El 3 de abril de 2002, María de los Ángeles “Marita” Verón fue secuestrada en San Miguel de Tucumán por una red de trata con fines de explotación sexual. Su madre, Susana Trimarco, inició una incansable lucha por encontrarla y visibilizar el delito de trata de personas, convirtiéndose en un referente internacional.
Gracias a su investigación, se descubrió que Marita fue captada por una red vinculada al clan «Ale» de Tucumán, con conexiones en La Rioja. En 2012, la causa llegó a juicio con 13 imputados, pero todos fueron absueltos. En 2013, la Corte Suprema de Tucumán revocó parcialmente el fallo y condenó a 10 acusados, incluyendo penas de hasta 22 años de prisión.
El caso llegó hasta la Corte Interamericana de Derechos Humanos y sigue siendo un emblema en la lucha contra la trata. A 23 años de su desaparición, Trimarco continúa buscando justicia y a su hija, manteniendo viva la causa de Marita Verón.